lunes, 6 de enero de 2014

Bernardo / ciego, nos da su 'visión de La Bañeza'


En el año del 75 Aniversario de la O.N.C.E., (13 de Diciembre) «La Bañeza Hoy» quiso conocer un poco más de los ciegos, su vida diaria: si trabajan, si hacen deporte, si pueden ir a la montaña o nadar en la piscina, cómo pueden encontrar un urinario en una estación de autobuses y acertar –pues hay gente que ve y no atina– o si se pueden hacer un huevo frito o planchar una camisa... También quisimos saber cómo es para ellos un simple paseo por la ciudad o ir al Banco, o cómo leen las cartas o el recibo de la luz para saber si les cobran bien o mal. Y para saber un poco de todo ello, de sus problemas o dificultades en una ciudad o en un lugar público, nos acercamos hasta Bernardo, un invidente bañezano que nos abrió la puerta de su casa y un poquito de su vida, para resolver todas nuestras preguntas. Agradeciéndole, a él y a su mujer, que nos dejasen traspasar la barrera de su intimidad, y admirándole y tomándole como ejemplo para otras personas que puedan estar en su situación, esta fue nuestra tarde con Bernardo.

Emilio G. Ranz / La Bañeza.- Bernardo nace un 16 de agosto de 1966 en Quintana del Marco. Estudia EGB, Formación Profesional en el Instituto Vía de la Plata de La Bañeza. Hasta entonces no era invidente (o ciego, que me han dicho que no hace falta que andemos con tanto eufemismo, que no les importa que se les llame, como toda la vida se ha hecho: 'ciegos').
A los 33 años una enfermedad le priva del sentido de la vista. Esto produce un cambio radical en su vida, pero las  ganas de vivir, su fuerza y el apoyo de su mujer Paquita y su hija Laura lograron que superara los primeros cambios y dificultades. Y esto es por lo que nos pareció el de Bernardo un caso interesante pues no es lo mismo hablar con una persona que ha nacido ciega, que se adapta a esa dificultad desde que nace, que con a una persona que tras 33 años normal pierde de repente la vista y se enfrenta a una nueva dificultad convirtiéndosele en reto lo que hasta hace unos meses era algo fácil y tan sencillo como freir un huevo.

R.:–«Cualquier dificultad, ya sea la mía o de repente verte en una silla de ruedas, creo que se puede superar. No se acaba el mundo»– nos empieza diciendo Bernardo en el salón de su casa junto a sus dos perros guía (un perro ya con 13 años, anciano, 'jubilado' de su trabajo de guiarle, y «Siv», el que ha tomado el relevo en ayudar a Bernardo a andar por las calles de La Bañeza.)
P.:–¿Y qué puede hacer una persona ciega? ¿Puedes hacer una vida normal o dependes de alguien que te lo haga?
R.:–«Hace y puede hacer de todo» nos cuenta su mujer «planchar, coser, cocinar... Hay una señora que ¡no sabes cómo cose! (eso sí, nos enseña un artilugio para enebrar el hilo a la aguja).
–A parte –nos dice Bernardo–, ya has visto las ParaOlimpiadas. Hacemos deporte, jugamos al balón (el balón lleva un cascabel para oírle). Podemos hacer casi de todo.
P.:–Es que para las personas que vemos no nos planteamos que cosas tan sencillas, hacerlas a ciegas, debe ser un reto... por ejemplo, no me imagino yo sólo en casa, ciego, ¿cómo me haría un simple huevo frito sin quemarme?
R.:–Pues tiene truco. Y mira que me has puesto lo más difícil, porque el resto de las comidas las comes según las vas cocinando, es decir, vamos, lo que ves en la tele hacer a un cheff o cocinero: va probando según va haciendo la comida, así sabe si le falta sal, está en su punto, bien hecha o necesita cocinar un poco más. Para esto en la ONCE te enseñan desde cómo saber si has puesto bien la cazuela sobre el fuego, para no quemarte, etc. Todo tiene su truco. Y te decía que me lo habías puesto muy difícil con el huevo frito, porque el huevo frito es algo que no puedes ir comiendo y probando según se va haciendo... pero aquí más o menos por el tiempo... controlas el tiempo del huevo en la sartén, y el truco es, para saber si el aceite está caliente, echar una miga de pan en la sartén y por el ruído....
P.:–Andaaaa. Me has dejao flipao. 
–La vida diaria está llena de cosas, que yo hago por inercia y me pueden parecer insignificantes, y para tí igual son un reto.
R.:–La vida diaria está llena de cosas, es cierto, que todos hacemos todos los días y cuando uno pierde la vista se complican. Pero esto es a base de aprender y repetir, eh. Y alguien te enseña. En la ONCE, por ejemplo, te ponen a tu servicio a una persona que te ayuda y te enseña y te orienta, y por ejemplo la primera vez que vas a andar por una ciudad te da unas guías. Luego los caminos ya te los aprendes, los memorizas, porque el perro guía sólo te esquiva obstáculos y te para ante los pasos de cebra o semáforos antes de cruzar, pero eres tú el que de verdad guías al perro y le tienes que llevar a la izquierda o a la derecha, por lo tanto has de saber en donde estás y hacia donde tienes que ir.
P.:–O sea, que tú a una ciudad que no conoces, no puedes ir sólo.
R.:–Normalmente no, porque no sabes en donde estás ni a donde vas. Y no es que yo no me maneje, pero has de saber a donde ir, y en un sitio que no conozcas la verdad es que es muy complicado orientarte. Aún así tenemos muchos aparatos modernos que nos sirven de ayuda, por ejemplo el GPS del teléfono móvil... o algo tan de siempre como pedir un taxi.
P.:–Yo –le digo a Bernardo–, no soy ciego y me he perdido en una ciudad. Seguramente también te ha pasado a tí.
R.:-Sí. A mí también me ha pasado que te paras a hablar, y te giras, y en ese giro y espacio de tiempo has perdido la orientación y no sabes por donde tirar... y bueno, puedes utilizar el GPS y te orientas. A mí una vez me pasó en León. Y estuve media hora hablando con el perro y diciendo ¿y ahora? Hasta que me orienté y retomé el camino.
P.:–Yo te he visto mil veces andar por La Bañeza con tu perro. Imagino que La Bañeza, como llevas viviendo en ella toda la vida, te la conoces de memoria y te orientas (o al menos eso nos podría parecer a todos). Pero La Bañeza cambia, no es lo mismo La Bañeza hoy que hace 3 meses o que hace 5 años.
R.:–Cierto, cuando yo llegué a vivir aquí (Plaza del Carnaval), esto estabaaaaa. Era una zona sin construir, sin edificar, y había un problema añadido de que no había ni calles.
P.:–Es cierto (le digo yo), me acuerdo yo que aquí de niño sólo había una gran pradera donde ponían la feria y los autos de choque.... desde detrás de el Latino hasta donde ponen la feria ahora no había nada.

Cambios, reformas, obras.
P.:–Te planteo otro problema. Mañana construyen la estación de autobuses... y es algo nuevo en tu Bañeza, es un edificio que no conoces ¿cómo lo haces? Por ejemplo, se me acaba de ocurrir ¿cómo llegarías a los urinarios?
R.:–Cuando construyen un nuevo edificio has de ir varias veces con alguien para que le oriente, te lleve por él, te lo explique, te diga aquí están los baños, aquí las taquillas... La ONCE te pone una persona. Yo ya tengo a mi mujer, pero por ejemplo alguien que no tiene quien, pues se desplaza un técnico de la O.N.C.E. a explicártelo. 
P.:–Es que estas cosas nos pasan desapercibidas a todos. Por ejemplo, yo el otro día había quedado contigo en el Bohemia. Mismamente el Bohemia no es el mismo y no está igual antes que después del verano, pues lo reformaron y lo hicieron todo nuevo.
R.:–Cierto. Pero yo no tengo problema, me desplazo con mi mujer o mi hija y me lo explican, y una vez que te explican donde está todo, mentalmente me hago un plano del edificio, y para otra vez ya sé volver y puedo ir solo con mi perro guía. 
Lo de los aseos es más complicado, pero entrar al bar automáticamente el perro me va a llevar a la barra.
P.:–Andaaaa. ¿El perro te lleva a la barra del bar?
R.:–Sí, si yo no le mando ir a una silla, el perro me lleva a la barra. Y si le digo 'silla' el perro me busca una silla, la escalera o la puerta del ascensor.
P.:–Vale. Estamos en el Bohemia... y pides un café, te lo pone el camarero ¿cómo sabes donde te ha puesto la taza para cogerla y no tirarla o meter el dedo dentro del café o derramarla?
R.:–Por el sonido... La verdad los ciegos, yo creo, desarrollamos mucho otros sentidos como el tacto y el oído. Yo oigo donde han puesto la taza de café. Hombre... aunque todo es aprender y las primeras veces igual cuesta... y normalmente no tiro tazas ni vajilla... pero hombre, eso no quita que te gires y se te pueda caer, como a todo el mundo.
P.:–¿Qué es lo más complicado para tí de estas cosas normales?
R.:–Cortar un filete.
P.:–Andaaa. No se me había ocurrido a mí.
R.:–Hay que buscarle la forma para cortarlo... y es complicadísimo. A parte de que los cuchillos de algunos restaurantes no cortan nada. Pero a esto también nos enseñan.
P.:–Otro ejemplo cotidiano. A mí me ha llegado hoy la factura de la luz. A tí también. ¿cómo sabes si te han cobrado de más?
R.:–Tenemos un escáner que nos lee las facturas. La informática nos ha ayudado mucho, y la O.N.C.E., en España, nos sirve de gran ayuda porque por ejemplo este programa de ordenador igual vale mil euros. 
Bernardo coge su portátil (a ciegas) pero como está en su casa sabe donde lo tiene colocado. Lo enciende, y nos muestra su ordenador y su móvil y cómo funcionan –una voz le va leyendo las aplicaciones, opciones, si está el móvil bloqueado o no, etc–).
A parte se puede pedir la factura en braille –añade.
P.:–Manejas el móvil más rápido que yo (le digo mientras le veo pasar con los dedos opciones: mensaje de texto, usar el teclado...)
R.:–Y mantengo conversaciones con el iPhone con el Whats app. 
P.:–¿Tú puedes ir a un supermercado y hacer la compra? ...porque no ves los precios.
R.:–Eso es más complicado. Pero puedo hacer la lista de la compra por ordenador y dársela allí a una chica y que me dé los productos, hay supermercados que te ponen una chica para acompañarte a hacer la compra... y hay supermercados que incluso les das la lista y te traen la compra a casa.
P.:–Yo ya me había fijado en algunas cosas para ciegos como los teclados de teléfonos (el 5 tiene un punto y con esa referencia ubicáis el resto de números). Sabía que lo que sí que no os dan problema son los billetes, y me he fijado, cada moneda tiene un tamaño y un canto, con lo que sólo al tacto puedes saber si son 10 céntimos, 20 o 50... y los billetes van de menor a mayor tamaño e importe...
R.:–Sí, a parte, por ejemplo, los nuevos de 5 euros han mejorado muchísimo al tacto.

Vida cotidiana
P.:–Me dijiste que la O.N.C.E. os pone personas que os enseña a manejaos por vosotros mismos.
R.:–Sí, por espacios urbanos, te enseñan a andar por la ciudad, por edificios. Y te enseñan a hacer las cosas de casa, a planchar, a coser, a hacerte un huevo frito como decías. A servirte una taza de café sin derramarlo, o hacerte la comida.
P.:–¿Y votas en las elecciones?
R.:–Sí.
P.:–¿Y cómo sabes qué papeleta metes en el sobre?
R.:–Podemos solicitar previamente que nos envíen papeletas en braille.
P.:–¿Y trabajas?
R.:–Sí, los ciegos somos personas útiles a la sociedad y podemos desempeñar muchos trabajos, no nos dedicamos sólo a vender cupones. De hecho hay gente que se ha quedado ciega y sigue desempeñando el mismo trabajo que tenía antes... sólo que igual ha tenido que adaptar su puesto de trabajo. Y hombre, no puedes ser cirujano, pero... (nos echamos unas risas)

Ciego de un día para otro
P.:–Yo conocí a un chico de 28 años, que se estaba quedando ciego: tenía degeneración macular progresiva congénita... vamos, que le venía de familia. No sé si es más difícil nacer ciego, que quedarte ciego a media vida.
R.:–La verdad no sé. En mi caso sí que te parte un poco la vida eso de quedarte ciego de un día para otro como quien dice. En mi caso yo nací bien, veía bien, a los 33 años me salió un problema y me pasó lo peor que me podía pasar, vamos, que se me complicó todo y  todo lo que se me podía complicar, y en unos meses quedé que no veía nada. Entonces la verdad es difícil. Casi sin darte cuenta se te ha roto... Pero yo he de decir en mi caso que tenía y tengo muy buenos amigos, un total apoyo de la familia, y de mi mujer, y eso me ha ayudado mucho a afrontar esta nueva situación, aunque hay gente que lo lleva mal, y por eso la O.N.C.E. también te da apoyo psicológico para adaptarte y que puedas afrontar esta nueva situación.
P.:–Pufff. Si yo de un año para otro me quedase ciego –le digo yo– se me vendría el mundo encima.
R.:–Sí –nos responde Bernardo–. Cuesta. La verdad en principio piensas que todo se acabó, que no hay, pero bueno... Con la ayuda de la familia, los amigos y un poco de ganas. A parte de la O.N.C.E. y su gran ayuda. 
P.:–¿Qué es lo que más te costó a tí?
R.:–Salir de casa. Estuve 6 meses sin salir de casa pues me daba pánico enfrentarme a un espacio abierto tan amplio. Pues a mí me da igual que sean las 5 de la tarde que las 2 de la mañana (lo tengo siempre todo oscuro). Y tenía esa incertidumbre de '¿voy mal?' '¿por donde voy?'. Pero gracias a la ayuda de la O.N.C.E. y de mi mujer (llevábamos ya 9 años casados cuando me pasó esto), superé este miedo.
P.:–¿Qué cambió más en tu vida?
R.:–Cambié de trabajo, dejé de conducir, y ciertas aficiones, como la caza... aunque de caza me han vuelto a llevar los amigos a batidas (no cojo la escopeta pero siento el ambiente y paso el día con ellos). Yo he tenido la grandísima suerte que los amigos jamás me dejaron de lado. A parte jugaba a la pelota.
P.:–Pues suerte que tienes tú –le contesto–. A mí ciertos «amigos» me dejaron de lado cuando más los necesité. 
R.:–Sí –me dice Bernardo–. A veces y a ciertas personas, les pasa, que cuando estás bien para ir a tomar un café tienes 40 amigos... y cuando te tienen que echar una manoooo...
P.:–¿Qué le dirías a un niño o un jóven que nace viendo y se va a quedar sin ver... o vamos, que nace bien y termina con un problema, en una silla de ruedas, etc?
R.:–Que no se acaba el mundo, que hay mucho que vivir, que hacer, y que sólo hay que adaptarse a la nueva situación. Que requiere tiempo y aprendizaje, pero que no es el fin.
P.:–Así que ciego, eres una persona normal, tienes tus hobbies...
R.:–Sí. La verdad es que yo soy un poco vago. Pero me gusta mucho la informática.
P.:–Yo me paso media vida en el facebook. –le digo–.¿Te puedes manejar tú en las redes sociales?
R.:–Sí. Bueno, hay algunas que no están del todo adaptadas. Y yo en el ordenador fotografías y gráficos no los puedo ver, pero tengo un ordenador adaptado y me lee los comentarios, así que puedo seguir un chat porque sé lo que me dicen. Y a parte de escribir con el teclado tenemos programas que escriben ellos al dictado.
P.:–¿Donde trabajas?
R.:–En la ONCE.
P.:–¿Y viajas?
R.:–Mucho, por mi trabajo, voy 3 veces a la semana a León, a Valladolid.
P.:–Hay ciegos que por ocio viajan... Una pregunta un poco absurda por mi parte, quizás. ¿Para qué viaja un ciego? Porque no vas a poder ver la ciudad.
R.:–Pero la sientes... la oyes... la respiras... la vives.
P.:–Me acordaba ahora de una polémica que hubo igual hace 10 años, en Astorga, que no dejaron entrar a los perros lazarillo de un grupo de ciegos a la Catedral, y creo que alguien alegó (no sé si del clero) que ¡qué querían ver en la Catedral unos ciegos!
R.:–Pues oyes, sientes, tocas, palpas... A nosotros en casi todos los sitios –hay cosas que no– nos dejan tocar, palpar, los objetos y así los vemos. A parte en estos grupos llevamos a alguien –un guía– que te lo cuenta. Yo tengo el mismo derecho que tú a la cultura.
P.:–Nadie te lo niega.
R.:–Hombre, yo si entro en una catedral y no hay un concierto de órgano, por ejemplo, y no hay nadie contigo que te vaya explicando que ahí hay tal retablo, tal... 
Me acuerdo de este tema de Astorga, y no lo entendí la incomprensión. A mí en La Bañeza, por ejemplo, nunca me ha pasado y tuve mis miedos y recelos de que la gente dijese algo por entrar yo con mi perro guía a sitios donde no dejan entrar perros, pero yo no he tenido ese problema. 
A parte te puedo decir que yo estuve en León 'viendo' las vidrieras de la Catedral, y nos las dejaron hasta tocar. En un museo de los animales de Boñar nos dejaron tocar todos los animales. Quitando cosas puntuales que no se puedan tocar, porque se deterioran... Por ejemplo en la Catedral yo puedo tocar la piedra... A parte para mí es más fácil porque yo tengo una imágen de antes y sé cómo es una mesa, una catedral, el color rojo... 
P.:–Pues veo que tu vida es normal. Espero que alguien que nos lea le pueda servir o ayudar tu experiencia sobre todo si tiene que afrontarse a una nueva situación tras una enfermedad o accidente.
–¿Tú ayudas a la gente? Me refiero en la O.N.C.E., contándoles tu experiencia, etc. Porque creo que simplemente con tu testimonio podrías ayudar a muchas personas que están pasando algo similar a lo que pasaste tú.
R.:–Es otra parte de mi cometido, a parte de por filantropía. A parte de que a mí me han ayudado muchísimo, y como ahora yo puedo ayudar, ayudo, creo que es un deber moral. Muchas veces animando, porque otra cosa igual no puedes hacer, pero igual que conmigo se han volcado muchísimo, yo me vuelco. 

Barreras arquitectónicas
P.:–Volvamos a hablar de la ciudad.
R.:–Como te dije, lo que más pánico o miedo me dió al quedarme ciego, fue salir. No me atrevía a salir de casa. Ya te he dicho que estuve 6 meses sin salir. Me costaba enfrentarme al espacio abierto. Pero llega un momento en que memorizas el plano de la ciudad y te acuerdas de donde está todo –la calle tal, el banco, tal bar...–, y lo automatizas tanto, que buenoooo... te parece lo más normal del mundo. Yo en cada momento voy pensando en donde estoy, para no perderme, porque perderte es lo que te da angustia. Tenemos muy desarrollado el sentido de la orientación
P.:–¿Qué tal es La Bañeza para andar?
R.:–No nos podemos quejar. El ayuntamiento ha hecho muchas cosas, sobre todo en los últimos años, y le estoy muy agradecido. Habría mucho que mejorar, por ejemplo el estado en general de las aceras (grietas, baldosas sueltas, desniveles, etc.) y no lo digo yo por un ciego sino por personas mayores, madres de casas, porque hay aceras por las que no se puede andar con el carrito de la compra o con un cochecito de niños... Mismamente en C/ Tenerías hay un poste en medio de la acera. Justo a la esquina, en la acera ¡zas! el poste. Yo no tengo mucho problema porque el perro me evita todos esos obstáculos ¡pero para la gente con bastónnnn es un problema muy serio!
P.:–Aquí cerca, donde Librería Camino, también lo hubo, y creo que a raíz de poner la foto en «La Bañeza Hoy» en 'fotodenuncias' lo quitaron.
R.:–Yo a mí ya te digo, a veces porque me lo dicen, porque el perro ve el obstáculo, y lo rodea y yo a veces no me doy ni cuenta... Hombre a veces hay alguien que te dice que han cambiado o modificado tal cosa....
A parte hay aceras que no tienen el ancho suficiente, que no llegan al metro. A parte que hay veces que hay coches que aparcan encima de la acera. Aquí por ejemplo «la rubia» (agente de la policía local) es muy criticada, pero yo he de decir que estoy muy agradecido a ella ya que desde que está ella haciendo su trabajo ya no hay tantos coches encima de la acera ni mal aparcados. Y es que a veces yo me encuentro problemas de educación o concienciación ciudadana. Un hombre por ejemplo que ha dejado mal el coche «10 minutos para ir a la farmacia»... pero a mí me crea un impedimento, un obstáculo, que me puede originar un atropello en el peor de los casos o que hace que el perro tenga que dar la vuelta por otro lado para sortear el obstáculo, e incluso eso puede hacer que con esa vuelta o rodeo yo me despiste y desoriente y no sepa donde esté y me pierda. Pero yo creo que la gente no es consciente de ello.
 Aquí interviene su mujer «Yo conductora (Bernardo nos confesó que conducir es una de las cosas que más echa de menos ahora que es ciego) la verdad es que me molestan los pasos de peatones elevados... pero sin embargo a él le vienen muy bien. Y, poniéndome en su piel, lo entiendo».
 P.:–Cierto –la digo yo–. Es que muchas veces todos cometemos el error en sólo pensar en nosotros (la digo). A mí también como conductor me molestan mucho los pasos elevados... Sin embargo entiendo que el ayuntamiento los puso por el problema de que aquí, ante un paso de cebra, no para ningún coche. Es más, se empezaron a implantar estos badenes por toda la ciudad a raíz de un atropello ante el Café Venecia donde hubo un chico muerto.
 R.:–Cierto –nos dice Bernardo–. Parece que si no hay un muerto no se hace nada. 
–Bernardo incide en la Madrid-Coruña donde tampoco se frena (en la N-VI ha habido varios atropellos los pasados años)–, y reitera que aunque hay muchas cosas que mejorar en el tema de aceras, se nota mucho en positivo las baldosas de puntos que han puesto para ciegos ante los pasos de cebra.
 P.:–Me acuerdo que hace años dediqué una entrevista a otro ciego bañezano, Simón creo que se llamaba, y la centré en el tema de barreras arquitectónicas. Creo que la titulé «La Bañeza vista por un ciego». Mucha gente aplaudió aquel reportaje (también otro sobre el mismo tema que hicimos a gente en silla de ruedas). ¿Ha mejorado algo esta situación?
 R.:–Sí, sobre todo eso que te digo de las baldosas para ciegos que se han instalado ante los pasos de cebra, que eso viene bien para cualquier ciego. Yo, con el perro guía, no tengo problema pues el perro está entrenado para llegar al bordillo y detenerse. Entonces yo oigo el ruído del tráfico y si un coche se acerca, y cruzo o no. Pero está bien pues, no sé si te has fijado, esas baldosas las notas con el pie al tacto, y con ello ya sabes que hay ahí un paso de cebra.
 En León tenemos los semáforos para ciegos, que se han homologado en toda España (excepto Cataluña) y tenemos un mando para encenderlos, y así no tienen por qué sonar a todas horas, de día y de noche, pues entiendo que fuera, sobre todo de noche, molesto su sonido para los vecinos. Así sólo se oyen cuando activamos con el mando y los necesitamos para pasar.
 P.:–A parte que gracias a Dios ya no son trinos de pajaritos, y se homologó su sonido para no confundir al ciego... así habremos evitado algún susto y hasta atropello.
 Creo que lo que pasa es que en las concejalías de obras de las ciudades no ponen a personas competentes. Me he quejado mil veces yo de la ubicación de los pasos de peatones en La Bañeza donde, me acuerdo, la otra vez en la C/ Juan Carlos I le hicieron pegarse más de un golpe a Simón (otro ciego de nuestra ciudad), al colocarle por donde el colegio Carmelitas unos bancos para sentarse la gente, sin pensar en los ciegos. Él fue, de un día para otro a su casa por la misma calle, y al otro día se pegó un susto, se comió un banco (asiento) y creo que se hizo bastante daño.
 R.:–En la C/ Lepanto hay o había un paso de peatones y justo donde acaba el paso de peatones, el banco. Vamos a ver, ponlo a un lado, pero no en medio, que pasa alguien con una silla de ruedas y le obstaculiza, porque yo con el perro puedo pasar casi por cualquier sitio, el perro da un rodeo... pero no es una ubicación lógica y apropiada para el mobiliario urbano. Yo entiendo el desconocimiento pero muchas veces pienso «¿Por qué no consultáis con alguien antes de colocarlos? –les dice Bernardo a los concejales de obras y urbanismo.»
 P.:–A parte de las mejoras de las aceras de las que hemos hablado, rampas mejores para sillas de ruedas –antes para un minusválido acceder a la biblioteca era una Odisea, ahora ya con la nueva rampa creo que no– ¿cómo ves el resto de la ciudad?
 R.:–Hay cosas que se podrían mejorar todavía. Yo la verdad lo que echo mucho de menos es la nueva estación de autobuses porque la parada provisional es un poco caos. Yo llegar llego bien, pero el problema es que donde coges el autobús pues da para la carretera y pasan coches. Y es un peligrooooo... A parte luego los autobuses cada día paran en un sitio (no es como en una estación de autobuses donde cada línea tiene una dársena o andén fijo). El de León hoy te para a la entrada de la calle, mañana en la otra punta, y yo, que viajo bastante, pierdo la referencia. Y yo que viajo bastante por motivos de trabajo... Voy a Valladolid, a León. Raro es la semana que no voy una o dos veces.
 Es un tema que iban a solucionar con la construcción de una nueva estación, pero se ha ido dilantandoooo...
 P.:–Pues viajas más que yo.
 R.:–El mayor problema que tengo yo es la estación de autobuses. Antes sabía que el autobús era la dársena 2 o la 3. Pero a parte algunas calles que te encuentras un poste de la luz en mitad de la acera y hay aceras muy estrechas.
 P.:–A mí me pasa enfrente del Venecia, a aparco para ir a Correos y con prisas... con la repisa de la ventana, que dá a la acera a la altura de la cabeza... y cualquier día me como la repisa o me abro la cabeza.
 R.:–También, también... El viernes pasé yo por ahí y esa repisa está muy mal. Alguien debiera de tomar iniciativa y dejarla a nivel de la pared, no saliente, porque alguien va a dejar ahí la cabeza clavada.
 P.:–Tus mayores problemas, andando por la ciudad, supongo que las obras.
 R.:–Sí. A veces te ponen una valla (y eso no lo ves con el bastón y te chocas con ella). Yo con Simón que hablo mucho, me lo cuenta. A mí el pero me lo salva muchísimo. Esa es la ventaja del perro al bastón.
 Y en verano las terrazas de los bares. 
P.:–Es verdad. Ponen las mesas y sillas en mitad de la calle y hay sitios por los que no puedes pasar –le digo.
R.:–Sí, pero a veces no es culpa de los dueños de los bares sino de todos, que nos reunimos 8 ó 10 amigos en una mesa, cogemos sillas de la otra mesa –me dice Bernardo–, y al marchar dejamos todas las sillas ahí desperdigadas.
P.:–En la C/ Astorga no sé si se puso hace unos años un pasillo central libre.
R.:–Pues el pasillo debiera estar a los lados... porque los ciegos con bastón tomamos de referencia la pared. Para la gente con bastón el espacio abierto es una Odisea.
P.:–¿Y cuanto necesitáis de pasillo?
R.:–Más o menos sobre un metro.

Perros guía
P.:–En La Bañeza sois 27 ciegos afiliados a la O.N.C.E. y no todos tenéis perro.
R.:–No hay perros para todos. Hay más demanda que oferta, a pesar de que se traen de Rochester (EE.UU.). 
Pero a parte que hay gente que no quiere perro, que prefiere andar con un bastón, hay gente que no le gustan los animales, y gente que no está preparada para tenerlos. Un perro requiere unos cuidados, sacarlo todos los días porque necesita su tiempo, hacer sus cosas, andar, hacer ejercicio, dar un paseo aunque sólo sea para estirar las piernas... haga frío o calor, hiele, en invierno y en verano, los 365 dias del año, y hay gente que no puede, no tiene tiempo.
P.:–Bueno, tú en casa no necesitarás a tu amigo 'Siv'.
R.:–No, yo en casa y por el edificio me desenvuelvo perfectamente: bajo a la calle, al trastero...
P.:–Leí en facebook que no hay que molestar a un perro guía con caricias los niños y demás ciudadanos que nos gustan los perros y acariciarlos, pues están haciendo su trabajo.
R.:–Eso es cierto. Mientras vamos andando el perro está haciendo su trabajo, y si me lo entretienes y despistas... Pero, por ejemplo, si estoy parado hablándote, puedes saludarle sin problema.

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